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RES PUBLICA
+LIBROS,
+LIBRES
“Por el
grosor del polvo en los libros
de una
biblioteca pública,
puede
medirse
la
cultura de un pueblo”.
John Ernest Steinbeck
U
M B E R T O E C O
El
Péndulo me estaba diciendo que, siendo todo móvil, el globo, el
sistema solar, las nebulosas, los agujeros negros y todos los hijos
de la gran emanación cósmica, desde los primeros eones hasta la
materia más viscosa, un solo punto era perno, clavija, tirante
ideal, dejando que el universo se moviese a su alrededor. Y ahora yo
participaba en aquella experiencia suprema, yo, que sin embargo me
movía con todo y con el todo, pero era capaz de ver Aquello, lo
Inmóvil, la Fortaleza, la Garantía, la niebla resplandeciente que
no es cuerpo ni tiene figura, forma, peso, cantidad o calidad, y no
ve, no oye, ni está sujeta a la sensibilidad, no está en algún
lugar o en algún tiempo, en algún espacio, no es alma,
inteligencia, imaginación, opinión, número, orden, medida,
substancia, eternidad, no es tinieblas ni luz, no es error y no es
verdad.
Umberto
Eco:
El
péndulo
de
Foucault.
Biografía
de UMBERTO ECO
Alessandria,
Italia
(1932-
).
Umberto
Eco,
semiólogo,
filósofo
y
novelista,
sus
profundas
inquietudes
intelectuales
se
han
dejado
sentir
desde
el
arranque
de
su
carrera
literaria.
Su
obra
es
reflejo
del
sinfín
de
estudios
que
ha
abordado
en
múltiples
campos
que
van
desde
lo
medieval
hasta
la
poética
de
vanguardia
o
la
comunicación
de
masas.
Doctor
honoris
causa
en
25
universidades
de
todo
el
mundo,
posee
numerosos
galardones
y
condecoraciones,
destacando
entre
ellas
el
premio
Príncipe
de
Asturias
y
la
Legión
de
Honor
francesa.
Actualmente
es
profesor
de
semiótica
y
presidente
de
la
Escuela
Superior
de
Estudios
Humanísticos
en
la
Universidad
de
Bolonia.
Novelas
-
El
péndulo de Foucault (1988) - Novela de
complot, esoterismo y magia ambientada en la actualidad. El pequeño
juego que realiza Casaubon junto a sus dos colegas de una editorial
en Milan, se transformara en una verdadera pesadilla al ser tomado
como cierto por los círculos luciferinos.
-
Baudolino
(2000) - Historia de un joven labriego del Piamonte adoptado por el
emperador Federico I Barbarroja y de sus increíbles aventuras. El
relato tiene el estilo de un manuscrito medieval, que este bribón
empieza a escribir para narrar sus aventuras, que van desde la misma
creación del mito del santo Grial, hasta el descubrimiento del
asesino de su padre adoptivo.
La
misteriosa llama de la Reina Loana (2004)
- Esta novela esta dominada por la niebla. En la niebla se despierta
Yambo, después de sufrir un incidente que le hace perder la
memoria. Acompañándole en la lenta recuperación, su mujer le
convence de volver a la casa de campo donde se conservan los libros
que leyó de niño, los cuadernos de escuela y los discos que
escuchaba entonces.
El
cementerio de Praga (2010), historia de
espías y conspiradores cuyo argumento gira en torno a un
falsificador, el capitán Simonini, que además adolece de una doble
personalidad, contratado por servicios secretos de varios países
europeos. Este se desenvuelve en un medio altamente antisemita y
como obra cumbre de la conspiración resulta ser el autor de los muy
conocidos Protocolos
de los sabios de Sión.
Otros trabajos
-
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-
Apocalípticos
e Integrados (1964). Umberto Eco realiza
un estudio sobre la cultura popular y los medios de comunicación.
La obra parte de dos posiciones opuestas ante la cultura, la
apocalíptica y la integrada.
-
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-
-
Socialismo y consolación,
Barcelona, Tusquets, 1970
-
-
-
-
Sociología contra
psicoanálisis, Madrid, Martínez Roca, 1974
Tratado
de semiótica general. Ensayo en el que
intenta unificar sus investigaciones semióticas desarrolladas hasta
hoy para elaborar una teoría global de todos los sistemas de
significación y de comunicación. Editorial Lumen, Colección
Palabra en el Tiempo. 1975.
Quinta Edición 2000, 460 páginas, España.
Umberto Eco, escritor y filósofo italiano
Introducción al
estructuralismo, Madrid, Alianza, 1976
-
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-
-
-
-
-
-
-
Ensayos sobre "El
nombre de la rosa", Barcelona, Lumen, 1987
El signo de los tres,
Barcelona, Lumen, 1989
-
-
-
-
-
-
Interpretación y
sobreinterpretación, CUP, 1997
-
-
La estrategia de la ilusión,
Barcelona, Lumen, 1999
-
Apostillas a "El nombre de
la rosa" y traducción de los textos latinos, Barcelona,
Círculo de Lectores, 2000
El redescubrimiento de América,
Barcelona, Península, 2002
Sobre literatura, Barcelona,
Nuevas Ediciones de Bolsillo,2005
-
-
A
paso de cangrejo: artículos,
reflexiones y decepciones, 2000-2006 (2006). Título
original: A passo di gambero.
Guerre calde e populismo mediático.
ISBN
978-84-8306-698-0. Editado en castellano:
Debate (2007).
-
El vértigo de las listas,
Barcelona, Lumen, 2009
Cultura y semiótica, Madrid,
Círculo de Bellas Artes, 2009
La nueva Edad Media, Madrid,
Alianza, 2010
con Carrière, Jean Claude,
Nadie acabará con los libros, Barcelona, Lumen, 2010
Confesiones de un joven
novelista, Barcelona, Lumen, 2011
Curiosidades
-
-
En 1969 escribió el prólogo a
"Mafalda,
la contestataria", la edición de Bompiani (Milán) de la
célebre historieta de Quino
Es también un admirador
confeso de Jorge
Luis Borges, sobre el que ha escrito varios
textos, y quien inspiró, inclusive, al personaje de Jorge de
Burgos, de El nombre de la rosa.
Es fan de la gastronomía
polaca.
Inestimable defensor del
cómic, se declara ferviente admirador de todo lo relacionado con la
cultura popular, como los propios cómics ya mencionados, la
televisión, la música popular, las novelas detectivescas y el
cine.
El
péndulo de Foucault
La demostración del
giro de la tierra fue efectuada en 1851 por Jean Bernard Foucault,
mediante un péndulo suspendido de la cúpula del Panteón de los
Inválidos, en París.
Péndulo de Foucault en el Panteón de los Inválidos de París.
La idea de fondo de
dicha demostración es relativamente sencilla: Isaac Newton había
formulado la ley de la inercia el siglo anterior. Según dicha ley,
un cuerpo no cambia su estado de movimiento o reposo, a no ser que
intervenga alguna fuerza que modifique dicho estado. Por tanto, el
movimiento de un péndulo, que se desarrolla en un solo plano, movido
por la inercia y la gravedad, y no tiene ninguna fuerza exterior que
haga cambiar este estado de cosas, debe mantener fijo el plano de
oscilación (suponiendo despreciable -¡otra reducción para
simplificar!- el roce del punto en el que se encuentra colgado el
péndulo).
Para averiguar si
la tierra gira, basta colocar un péndulo en cualquier lugar de la
tierra que no sea el ecuador. Si la tierra gira, el plano de
oscilación del péndulo variará con respecto a la tierra; si la
tierra no gira, permanecerá fijo. Para la realización práctica del
experimento, es necesario que el péndulo sea suficientemente largo y
tenga el centro de gravedad muy abajo, de modo que se pueda obtener
un periodo de oscilación largo y que el péndulo permanezca mucho
tiempo oscilando sin detenerse: por ese motivo se colgó del centro
de una cúpula, en un sitio cubierto, para que no le afectara el
viento (hoy, en versiones no tan largas del péndulo utilizadas en
museos de la ciencia, se coloca en el punto de anclaje un dispositivo
que mantiene la oscilación mediante pequeños impulsos).
El experimento
demostró que el plano de oscilación del péndulo variaba con el
tiempo, unque
no 360 grados al día,
debido a la variación causada por el ángulo entre la vertical de
París y el eje terrestre; así, se dedujo que la tierra no está
fija, sino que gira en el espacio.
Aparentemente, la
demostración es impecable.Sin embargo, se apoya, como toda
explicación
científica, en una
reducción o simplificación previa, que pasa inadvertida a quien
estudia el problema: El espacio con respecto al que se mueve.Para
observar el cambio del plano de oscilación, el péndulo ha sido
desprovisto de objetos. El péndulo se mueve en el espacio absoluto
de Newton. Como se puede comprender, el “girar en el espacio”
aplicado a la tierra o el “mantenerse fijo en el espacio”
aplicado al plano de oscilación del péndulo, implica haber aceptado
previamente las leyes de Newton como una descripción correcta de la
realidad, y el experimento se plantea dentro de esa matriz de ideas
sobre la realidad. Pero, como sabemos que la eliminación de los
cuerpos celestes es una simplificación, y que el espacio absoluto de
Newton es una ficción, hay que preguntarse: ¿Con respecto a qué
gira la tierra? ¿Y con respecto a qué se mantiene fijo el plano del
péndulo? Para poder responder dichas preguntas, lo primero que hay
que hacer es restituir la realidad a su integridad, es decir,
suponerla no como un espacio vacío, muy cómodo para los cálculos,
sino como el mundo, el conjunto de las cosas, como término de
referencia. Esto obligaría a pensar el giro de la tierra y la fijeza
del plano de oscilación del péndulo como relativos al resto del
universo. La conclusión realista del experimento de Foucault sería
“la tierra gira con respecto al resto del universo” y “el plano
del péndulo se mantiene fijo con respecto al resto del universo”.Si
esto es así, las frases “la tierra gira”, o “la tierra gira
sobre sí misma”, así, aisladamente, no tienen sentido. Todo
movimiento es de algo con respecto a otra cosa. No hay movimientos
absolutos, pues el espacio absoluto no existe: las coordenadas
cartesianas están sólo en los cálculos matemáticos y geométricos,
no en la realidad. Aquí, la imaginación gasta a los hombres una
mala pasada: cuando imaginamos la tierra en su conjunto, nos
representamos imaginativamente la esfera de la tierra en el espacio;
y no tenemos inconveniente en afirmar que la tierra gira: la vemos
girar en nuestra imaginación. Pero, para imaginarnos eso, en nuestra
imaginación nosotros estamos mirando esa tierra girando, y somos,
por tanto, el punto fijo de referencia (imaginado) con respecto al
que gira la tierra. Si, en vez de imaginar a la tierra girando,
pensamos en la tierra sola (sin nuestros ojos de la imaginación
mirando), nos daremos cuenta inmediatamente de que las expresiones
“la tierra gira” o “la tierra está fija” no significan nada.
O se pone un término de referencia (gira con respecto al sol o está
fija con respecto a lo que sea), o no estamos diciendo nada. La
cuestión no es simplemente un error ligero en el que cae la gente
sin experiencia científica, pues provocó toda la discusión habida
en los siglos XVI y XVII, con Copérnico y Galileo, que pretendían
que la tierra giraba mientras el sol estaba fijo, opuestos a otros
muchos académicos, que pretendían que estaba fija y era el sol el
que giraba. La realidad es que ni unos ni otros tenían razón: lo
único que se podía afirmar es que la tierra gira con
respecto al sol, o bien, que el sol gira con
respecto a la tierra. Girar o estar fijo es algo relativo.
Además, la
experiencia habitual gasta una pasada suplementaria: como estamos
costumbrados
a mover objetos
pequeños, mientras que tenemos dificultades en mover objetos
grandes, solemos decir que los grandes están fijos y los pequeños
se mueven. Por tanto, ante la tierra que se mueve con respecto al
sol, interpretamos, por esta deformación psicológica, que la tierra
se mueve y el sol está fijo. Ante esta afirmación, podemos
argumentar de nuevo: el sol está fijo ¿con respecto a qué? Esa
afirmación, sin término de referencia, no significa nada. Lo único
que podemos afirmar es que la tierra y el sol no son solidarios, es
decir, se mueven uno con respecto a otro. Y decir que la tierra se
mueve con respecto al sol es igual que decir que el sol se mueve con
respecto a la tierra.
Ningún cuerpo
tiene el privilegio de ser fijo. Atribuir la fijeza a alguno es un
problema psicológico nuestro. Vemos así cómo, a la hora de
plantear el experimento para comprobar el giro de la tierra se
introducen las ideas preconcebidas procedentes de la mecánica
newtoniana; dicho de modo más general, las observaciones científicas
puras son imposibles, pues siempre se plantean dentro de una matriz
de ideas científicas previas. Y, a la hora de interpretar la
observación científica, no sólo se introducen esas ideas
científicas previas, sino también el modo habitual de trabajar de
nuestra imaginación, y nuestros hábitos psicológicos (en el caso
del giro de la tierra, el hábito de considerar fijas las cosas
grandes y móviles las pequeñas). Depurar la ciencia de esas ideas
preconcebidas (muchas veces son sólo reducciones de método, como en
este caso) y de las cuestiones que se introducen por la imaginación
o el hábito psicológico es una
empresa difícil, que
exige mucho espíritu crítico.
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ACTIVIDAD COORDINADA POR JOSE ANTONIO SOLIS