Desde la materia optativa de 4º de la ESO, Filosofía, hemos investigado sobre la novela El señor de las moscas, escrita por William Golding y publicada en 1954 en Inglaterra. Es considerada un clásico de la literatura de posguerra y fue llevada al cine en 1990. La película lleva el mismo título, El señor de las moscas, el cual hace referencia a la maldad humana, pues según hemos aprendido, es una forma de referirse a Belcebú, un ser demoníaco capaz de volar al que también se le llama El Señor de las moscas o El señor de los voladores.
La historia comienza con el accidente aéreo en el Océano Pacífico que sufren unos niños de entre 6 y 11 años. Son cadetes de una escuela militar que regresaban a casa por vacaciones. Consiguen llegar a una isla desierta con sólo un adulto, el piloto, gravemente herido y al que tendrán que cuidar desde el principio.
Lo primero que hacen en la isla es crear normas y nombrar a un líder, Ralph, el más antiguo en la academia militar y uno de los más mayores, junto a Jack, otro de los protagonistas. Los objetivos principales de Ralph son dos: mantener una hoguera encendida en lo alto de una montaña, como señal para que los pudieran rescatar; y también mantener al grupo unido y bien organizado.
Los problemas comienzan cuando Jack, carismático como Ralph y con alma de líder, empieza a cambiar los objetivos marcados para centrarse en la CAZA. Resultaba fácil que Jack empezara a tener seguidores porque los chicos estaban hambrientos y los días pasaban y nadie los rescataba. Esa pérdida de esperanza se simboliza en la película con la hoguera apagada.
Todo empieza a complicarse más cuando el piloto, el único adulto, desaparece por la noche y parece que se ha suicidado en un momento de delirio de su enfermedad. Para colmo, uno de los chicos descubre a un ser extraño (que en realidad era el piloto moribundo) en una cueva oscura y Jack y sus seguidores empiezan a pensar y a extender la idea de que es un monstruo. El MIEDO será otro factor clave para unirse al grupo de los cazadores, que tienen armas y que cada vez es más numeroso.
Ralph se queda con los más pequeños, bondadosos e inteligentes, los cuales son más débiles en cuanto a fuerza y capacidad para matar. Su pequeño grupo simboliza la esperanza, el diálogo, el razonamiento, el sentido común, el orden… En definitiva, todos esos rasgos que definen a las civilizaciones más avanzadas desde el punto de vista democrático.
El grupo de Jack es, sin embargo, violento, básico en cuanto a sus objetivos y temores (obtener comida, miedo a un supuesto monstruo al que incluso empiezan a hacer ofrendas) y por eso comenzarán a enturbiar la paz y a crear conflictos cada vez mayores.
Los sucesos son cada vez más impactantes y el ritmo de las escenas va creciendo intensamente, hasta el final de la película, ya sumergidos en un ambiente de guerra total.
Algunos de los temas filosóficos que hemos debatido a partir de la película son el del liderazgo y de los diferentes partidos políticos, cuya diferencia reside precisamente en los distintos objetivos y prioridades que se marcan cada uno. Hemos reflexionado también sobre las estrategias para conseguir seguidores: el miedo es un recurso que utilizan muchos líderes políticos, por ejemplo. El miedo al paro, a la violencia, a crisis energéticas, ecológicas, a los inmigrantes…
También hemos hablado de la maldad del ser humano. Hay pensadores, como Rousseau, que es nombrado en la película, que sostienen que el ser humano es bueno por naturaleza, es decir, que sus instintos hacia otros seres humanos, son buenos, altruistas, cooperativos…Y que es la sociedad la que hace malo al individuo, inculcando ideas como las de competitividad, propiedad privada, envidias… Pero otros pensadores, como Hobbes, opinan lo contrario, que el ser humano es malo por naturaleza.
Hobbes dice que el ser humano, por naturaleza, es un lobo para el hombre, que es malo y que sus instintos naturales son agresivos y violentos. Y que es la sociedad, la cultura, las normas, las que pueden controlar y arreglar un poco esa tendencia al mal que todos tenemos.
Y precisamente parece ser ese punto de vista, el de Hobbes, el que se mantiene en la película y en el libro, El señor de las moscas. Los seres humanos nos convertimos en “demonios” fuera de la cultura, del orden, de las normas, del control, y así ocurre en esa isla, con esos niños que acaban sumergidos en una terrible violencia que impacta al espectador, precisamente porque son niños, lo cual simboliza la inocencia y la bondad.
Gloria Barragán De Sande, Claudiu Adelin Carabet, Ana María Gallego Fernández, Angélica Partido García, Diana Waliño Kassioua. Alumnado de 4º de ESO, Filosofía.
Tania Maestre Rico, profesora de Filosofía del IES de Castuera.