La sociedad del cansancio,
Byung-Chu Han
¿No paras de hacer cosas y, para colmo, no te sientes autorrealizado? ¿Vives saturado, queriendo sacar tiempo para ser brillante en tu trabajo, participar en las redes sociales, quedar con los amigos, ser buen padre/buena madre, ir de compras, ver buen cine, estar bien informado de los sucesos del mundo, hacer deporte, alimentarte bien...? ¿Estás fatigado? ¿Te sientes fracasado?
En La sociedad del cansancio el filósofo alemán de origen vietnamita, Byung-Chu Han, nos describe el nuevo paradigma que define a nuestras sociedades modernas desarrolladas, sociedades que nos ofrecen infinitos estímulos y que nos inducen a la autoexplotación, al rendimiento excesivo, a la atención dispersa, al síndrome de desgaste ocupacional (SDO), a la depresión, al sentimiento de fracaso...
El individuo hiperactivo experimenta una violencia saturativa, exhaustiva, su yo se colapsa por la sobreabundancia de actividades y de autoexigencias hasta que su alma se agota, se quema por un sobrecalentamiento que tiene su origen en la ausencia de relajación...
Vivimos en una sociedad aparentemente pacífica y permisiva, la violencia que engendra y genera no es visible: el individuo se autoexplota, siendo esta violencia saturativa la que origina la competitividad y el estrés propios de individuos “emprendedores” que si no consiguen sus miles de objetivos, se siente fracasados, depresivos... La depresión es la enfermedad de una sociedad que dirige la guerra contra sí misma.
El pensador alemán nos advierte de que la autoesclavitud del hombre moderno es un retroceso evolutivo, ya que en vez de permitirnos la relajación necesaria para la contemplación o pensamiento reflexivo, nos sumerge en un “multitasking”, una técnica de atención de supervivencia propia de animales salvajes que, en la selva, necesitan atender a miles de factores a la vez para no ser devorados por los depredadores.
La reflexión, el asombro, la capacidad de una profunda y contemplativa atención..., sólo son posibles si existe una relajación espiritual. Sin embargo, el ego hiperactivo no puede pensar, no puede atender, no tiene acceso a los pensamientos profundos que son los que definen por esencia al animal pensante, al ser humano.
El ciudadano actual está demasiado entretenido y cansado para ejercer la capacidad de pensar.
Os aconsejo la lectura de este pequeño pero intenso libro que me recomendó nuestra querida compañera Mª Carmen Manzano.
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