domingo, 6 de abril de 2014

ANTONIO MACHADO


ANTONIO MACHADO

(Sevilla, 1875- Francia, 1939)

75 AÑOS DESPUÉS

SEPTUAGÉSIMO QUINTO ANIVERSARIO
DE SU MUERTE






Ayudadme a comprender lo que




os digo y os lo explicaré mejor.


 
P O E T A
Profesor de Instituto
Catedrático de Francés
Andaluz y Castellano
Casado con una jovencita de 15 años
Cruzó los Pirineos con su madre huyendo de la Guerra Civil
Sigue enterrado en Colliure (Francia)
Muchos colegios llevan su nombre
Bueno en el buen sentido de la palabra





OBRAS

Prosa

  • 1936 - Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo)

Teatro

1926 - Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel







Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adònde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.










Cantaban los niños
canciones ingenuas
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.

Seguía su cuento
la fuente serena.
Borrada la historia,
contaba la pena.






Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adònde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
«En el corazòn tenía
la espina de una pasiòn;
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazòn.»








¡Ay del noble peregrino
que se para a meditar,
después de largo camino,
en el horror de llegar!






Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canciòn;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabòn.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.



Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.


Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar:
la monedita del alma
se pierde si no se da.



¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!


Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
"la espina de una pasión;
"logré arrancármela un día:
"ya no siento el corazón".





ALUMNOS DE LHA DE 2º ESO con su profesor José Antonio Solís Merino, mural de RES PÚBLICA EXPUESTO EN LOS PASILLOS DEL INSTITUTO

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